jueves, 15 de mayo de 2014

CASTLEVANIA: SYMPHONY OF THE NIGHT (1997) , Konami


Recuerdo el verano de 1998, cuando nos fuimos con la familia a Cullera, en la Comunidad Valenciana. Ahí había un videoclub (Bogard, si no recuerdo mal), y alquilábamos películas y videojuegos para la PSX o PS One. Pues bien, uno de ellos me llamó mucho la atención por su portada, una ilustración muy gótica de un vampiro. Su nombre era Castlevania: Symphony of the Night.



Cuando empecé el juego me pareció cutre, en 2D (era la época de las 3D) y con unas cinemáticas horribles...¡Pero qué poco duró!. Aquello era un juegazo con mayúsculas. Manejabas a un medio-vampiro, Alucard, cuya misión era explorar los misterios de Castlevania, el castillo de Drácula. A partir de ahí tenias que equipar a tu personaje con los objetos que comprabas o te dejaban los enemigos abatidos (toda clase de monstruos y fantasmas), descubrir hechizos, habilidades, etc...

El nivel de detalle era asombroso, las animaciones, los escenarios, el diseño de los enemigos...todo destilaba calidad y mimo por parte de sus creadores. Mención especial merece la banda sonora, un punto y aparte en lo que a música de videojuegos se trata. El título pasó casi inadvertido en su momento, sobre todo para la presa especializada que odiaba todo lo que fuera 2D. 



Disfruté muchísimo este juegazo, descubriendo secretos junto a mi hermano pequeño y divirtiéndome en el particular mundillo de Castlevania.  Con el tiempo se convirtió en una obra maestra y como su protagonista, en atemporal.



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